Dr. Carlos Isaac Agraz Valdez
Es un implante que utilizamos para reemplazar al cristalino (el lente que naturalmente tenemos dentro del ojo) cuando una persona es sometida a cirugía de catarata. Este lente tiene por objetivo permitir que la luz llegue de manera adecuada hasta la retina: la parte del ojo que capta la luz y permite que reconozcamos los objetos que vemos. Por tanto, tiene medidas acordes al tamaño del ojo y es personalizado.
Cabe resaltar que este lente puede corregir errores refractivos como la miopía, la hipermetropía y, en casos especiales, el astigmatismo. También es importante saber que existen distintos tipos de lentes: aquellos que permiten una excelente visión de lejos, como es el caso de los lentes monofocales (los más usados); y los que facilitan la realización de tareas que implican mucho detalle o visión de cerca, los lentes de lectura.
Además de estos, existen lentes que se denominan premium: lentes multifocales que permiten 3 distancias de visión; visión de lejos, visión intermedia o de trabajo (alrededor de 80 cm) y visión cercana o de lectura (alrededor de 40 cm). También existen los lentes tóricos, aquellos que permiten corregir astigmatismos elevados y mejorar la visión después de una cirugía); y los lentes denominados de “rango extendido” o “acomodativos”, que permiten una muy buena visión de objetos lejanos y sirven para tareas que implican una visión intermedia.
El uso de uno u otro lente requiere una revisión de las características del paciente: de la anatomía de su ojo y de sus necesidades. No todos somos candidatos a usar cualquier tipo de lente, la elección depende del oftalmólogo con base en todas las evaluaciones previas a la cirugía.
En todos los casos, se busca lograr en los pacientes la mejor calidad de visión posible, y, aunque no siempre se logra la independencia total de lentes, la necesidad de estos se ve marcadamente reducida. Un lente intraocular no necesita ser cambiado, ni tiene tiempo de vida útil; el lente puede servir para toda la vida.
¿Cómo saber si tengo glaucoma?
Dr. Carlos Isaac Agraz Valdez
El glaucoma es una enfermedad silenciosa y progresiva del nervio óptico, que puede causar pérdida de la visión si no se detecta a tiempo. Lo más importante que debes saber es que en sus etapas iniciales no causa dolor ni molestias, por lo que muchas personas no saben que lo tienen hasta que ha avanzado. Por ello, los exámenes oftalmológicos de rutina son fundamentales.
Para saber si tienes glaucoma se necesita una evaluación completa por un oftalmólogo, esta incluye varios estudios que permiten valorar la salud del nervio óptico, la presión dentro del ojo (presión intraocular) y el campo visual. Los principales pasos del diagnóstico son:
- Medición de la presión intraocular (tonometría): una presión alta puede ser un signo de glaucoma, aunque algunas personas pueden tener glaucoma con presiones normales.
 - Evaluación del nervio óptico (oftalmoscopía): el médico examina si hay daño en el nervio óptico, especialmente en su forma y color.
 - Campo visual (campimetría): este estudio mide qué tan bien puedes ver en las zonas periféricas de tu vista, ya que son las primeras en ser afectadas por el glaucoma.
 - Tomografía de coherencia óptica (OCT): es un escaneo que muestra las capas del nervio óptico y ayuda a detectar daño temprano.
 - Gonioscopia: evalúa el ángulo que funciona como mecanismo de drenaje del ojo, lo cual ayuda a clasificar el tipo de glaucoma (abierto o cerrado).
 
Si tienes antecedentes familiares de glaucoma, eres mayor de 40 años, tienes miopía alta, diabetes o presión alta, existe mayor riesgo de que desarrolles esta enfermedad. Recuerda: el glaucoma no se cura, pero puede controlarse si se detecta a tiempo. Lo ideal es hacer una revisión oftalmológica anual.
													
								


													

