Dra. Ingrid Pita Ortiz
Seguramente todos conocemos a alguien con algún problema ocular que “no tiene tratamiento”. Muchas veces estas afecciones son secundarias a patologías de retina, nervio óptico o en la corteza visual a nivel del cerebro.
Introducción
En 2019 se estimó que en México 11 millones de personas vivían con ceguera o discapacidad visual, lo que representa al 9.35 % de la población. [1] La causa más frecuente es la catarata con un 34 % de los casos (reversible con una cirugía); seguida por la retinopatía diabética con un 20-30 %, y el glaucoma con un 15-25 % (ambas irreversibles si no se detectan a tiempo). [2] Asimismo, según la Sociedad Mexicana de Oftalmología, el 80 % de los casos con ceguera o discapacidad visual se podrían prevenir solamente con un diagnóstico temprano. [2]
Las células ganglionares de la retina son aquellas encargadas de mandar la señal “eléctrica”, formando el nervio óptico y viajando hasta el cerebro para que este interprete la imagen. Por ello, un daño a cualquiera de estos niveles es en ocasiones irreversible, y no existe un “trasplante” que consiga recuperar la visión al 100 %. [3]
Objetivo
Desde hace algunos años, hemos escuchado y leído sobre temas relacionados a un “ojo biónico”, aunque la realidad es que se trata de prótesis visuales. Para entender más sobre ellas, vamos a definirlas a continuación.
Metodología
Artículo de divulgación científica en el que se realiza una revisión del tema, análisis y comentarios por parte de una oftalmóloga especialista en retina, líder de opinión.
Resultados
Una prótesis es una herramienta diseñada para reemplazar una parte dañada del cuerpo.[4] Específicamente, las prótesis visuales tienen por función estimular diferentes partes de la vía visual. [5] Con este fundamento, las prótesis visuales se pueden dividir en: prótesis de retina, prótesis de nervio óptico, prótesis corticales (a nivel del sistema nervioso central (cerebro), formalmente y dispositivos sensoriales no invasivos (substitutos visuales). [6] Y, aunque la visión no se recupera, sí prometen mejorar la autonomía y la calidad de vida de las personas.
En relación a esto, necesitamos hablar de las prótesis corticales. Estas están diseñadas para estimular directamente la corteza visual en el cerebro, y se utilizan en pacientes con daño en retina y nervio óptico. Su meta es convertir el impulso visual de una cámara externa a señales eléctricas que estimulen directamente a las neuronas de la corteza visual. Aunque existen múltiples modelos, todos se concentran en generar un estímulo eléctrico desde unos lentes externos que atrapan la luz y la procesan para que llegue a unos implantes que se colocan en la corteza visual. Algunos ejemplos de ellos son: “Utah electrode array”, dispositivo de silicón con pequeños clavos que se implantan en la corteza cerebral; el dispositivo de Illinois, conocido como Intracortical Visual Prosthesis (ICVP), que consiste en microelectrodos intracorticales; la prótesis de la corteza visual “Orion”; y el dispositivo Blindsight. [6, 7] Estos implantes generan un estímulo que permite mejorar la percepción del medio ambiente y las actividades guiadas por la visión; sin embargo, los implantes presentan una degeneración histológica en el sitio de colocación a largo plazo.
También tenemos las prótesis visuales para el nervio óptico. Estas no penetran directamente el nervio, sino que representan un espiral de electrodos alrededor de su superficie externa. [6] Están indicadas para personas con retina intacta, pero con daño al nervio óptico; no obstante, el procedimiento para implantarlos requiere una disección de la dura y un riesgo de infecciones o isquemia del nervio óptico. El modelo más estudiado es el Artificial Vision by Direct Optic Nerve Electrode, que mostró buenos resultados en pacientes a los 2 años; sin embargo, no ha habido desarrollo o avances en este tipo de implantes desde hace más de una década. [8]
Para continuar, las prótesis retinianas se basan en análisis realizados en retinas de pacientes con daño irreversible. Estas muestran una supervivencia de las células ganglionares a diferencia de los fotorreceptores, sugiriendo que solo haría falta su estimulación para poder percibir alguna imagen. [6]
Existen dos tipos de estos implantes, los epirretinianos (entre el vítreo y la retina interna) y los subretinianos (entre el epitelio pigmentario de la retina y la retina neurosensorial). [6, 8] La base de estos sistemas consiste en una cámara, un procesador de señales, energía y el transmisor de información, como componentes externos, así como una serie de electrodos estimuladores y un receptor de información como componentes internos. La información obtenida por la cámara es transformada a información digital y modificada para crear un estímulo eléctrico que se transmite a las células retinianas restantes. [8] Ejemplos de prótesis epirretinianas son: NanoRetina 600, 256 Channel Intelligent Micro Implant Eye (IMIE 256), EPI-RET 3, Argus II y Polyretina. Actualmente ninguno de estos dispositivos se encuentra en el mercado por diversas causas, pero se espera que en el futuro los tengamos para su prescripción. [8, 9]
Discusión
El problema principal con estos dispositivos son las alteraciones oculares secundarias al implante interno, como es la hipotonía, erosión de conjuntiva, así como el riesgo de endoftalmitis. [9] Y aunque existen algunos estudios sobre dispositivos que se colocan en el espacio supracoroideo (con la intención de reducir el daño retiniano secundario a la colocación), se corre el riesgo de hemorragia coroidea a la hora de la aplicación.
Algunos ejemplos de implantes en estudios son: Generation 2 de Bionic Vision Australia y Phoenix y Suprachoroidal-transretinal stimulation de Osaka University Graduate School of Medicine. Estos dispositivos muestran buena respuesta para mejorar la visión, aunque en menor medida que los dispositivos retinianos, por lo que en este momento se encuentran en desarrollo. [9]
Conclusiones
Hasta ahora, no existe un dispositivo que “resuelva” la pérdida visual o la ceguera, aunque algunos han tenido grandes avances. Por ejemplo, el ICVP, en 2024, cumplió dos años de seguimiento posterior a su implantación, demostrando mejoría en las actividades que el paciente puede realizar. [10]
La importancia del desarrollo futuro consta en garantizar mejores perfiles de seguridad, así como mayor efectividad y reducción de costos. Con ello se podría ampliar la posibilidad de aplicación y su disponibilidad para las personas que realmente lo necesitan. Además, es importante valorar la “vida” que tienen los dispositivos, ya que en algunos casos se ha visto que funcionan máximo por 5 años, lo que hace que sus beneficios a largo plazo no sean los esperados. Por lo pronto, podemos decir que el desarrollo de tecnología para recuperar la visión de ciertos pacientes está en proceso, y solo nos queda esperar a que esté disponible.
-
- Nava, A. Cifras nacionales y características de la población con ceguera y discapacidad visual en México. Síntesis Clínica. Medscape. (2023)
- Toche, N. En México, 80 % de los casos de ceguera podrían evitarse. El Economista [Internet] 2024. Disponible en: https://www.eleconomista.com.mx/arteseideas/En-Mexico-80-de-los-casos-de-ceguera-podrian-evitarse-20240111-0013.html?utm_source=chatgpt.com.
- Cen, L. Park, K. So, K. Optic nerve diseases and regeneration: How far are we from the promised land?. Clin Exp Ophtalmol. (2023)
- Memon, M. Rizzo, J. Development of a visual prosthesis to restore vision to the blind. In Neuromodulation. (2009)
- Li, W. Manejo de la degeneración macular asociada a la edad. Elsevier. (2022)
- Banarji, A. Gurunadh, VS. Patyal, S. et al. Visual Prosthesis: Artificial Vision. Med J Armed Forces India. (2011)
- Balas, M. Wong, D. Cortical Visual prostheses: a future paradigm shift in ophthalmology and vision restoration. JFO Open Ophthalmol. (2025)
- Ramirez, K. Drew-Bear, L. Vega-Garces, M. et al. An update on visual prosthesis. Int J of Retina and Vitreous (2023)
- Moon, J. Sather, R. Montezuma, SOverview of retinal prosthesis and future directions. Retinal Physician. (2024)
- Kelly, P. Revolutionary wireless visual prosthesis brain implant marks two years of successful testing after surgical implantation. Illinois Tech. (2024)





