El uso de pantallas y dispositivos digitales en niños es un tema que debe ocuparnos a todo el personal de salud en contacto con los más jóvenes y, principalmente, a los oftalmólogos. Múltiples artículos demuestran el impacto que el tiempo de pantalla tiene sobre las niñas y los niños; que va desde interferir en el ciclo de sueño-vigilia, hasta la inducción de estrabismo y miopía.
Disminuir las horas que los pequeños pasan expuestos a pantallas digitales y procurar que su exposición no comience antes del primer año, traerá beneficios para su desarrollo psicomotor. En relación a esto, la literatura muestra efectos tanto positivos como negativos. El resultado dependerá de la interacción que los niños tengan con los cuidadores durante el día, la comunicación en casa, la calidad de los programas que vean, genética, y su entorno económico y social.
Miopía
La miopía es el defecto refractivo más común en todo el mundo. Su prevalencia es dramáticamente mayor en países asiáticos y aumenta en países occidentales. Debe llamar nuestra atención debido a las posibles complicaciones que amenazan la visión de manera permanente, como el glaucoma y el desprendimiento de retina.
El origen de este defecto refractivo es multifactorial: intervienen genes, factores ambientales y de estilo de vida, así como el exceso de trabajo de cerca, la falta de actividad física y la pobre exposición solar. Los niños que pasan más tiempo utilizando pantallas, pasan menos tiempo al aire libre y reciben menor estímulo solar, afectando el eje dopaminérgico, son mayormente propensos al aumento de miopía.
Organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud y la Academia Americana de Pediatría y Oftalmopediatría, recomiendan mínimo 90 minutos de actividad física al aire libre para disminuir la progresión de esta afección.
Disrupción del sueño
El tiempo prolongado frente a la pantalla se asocia a una disminución en la calidad del sueño de los niños. Sus efectos negativos incluyen: retrasos en la liberación de melatonina y alteración del ritmo circadiano, ciertos contenidos aumentan la excitación antes de acostarse, el uso de pantallas suele aplazar la hora de dormir.
Las alteraciones del sueño en niños pueden provocar obesidad, problemas en el comportamiento, dificultad para el aprendizaje, así como alteraciones endocrinológicas y del crecimiento. Algunas recomendaciones para disminuir el impacto del tiempo en pantalla incluyen: evitar el uso de dispositivos 2 horas previas al momento de dormir y la adecuada exposición solar para promover la salud del ciclo circadiano.
Estrabismo
El exceso de trabajo visual de cerca, resultado del tiempo frente a la pantalla, se asocia al desarrollo de Endotropía Concomitante Adquirida Aguda (AACE por sus siglas en inglés). Aunque la AACE se ha considerado una afección poco común, estudios recientes indican que el uso excesivo de dispositivos digitales (más de 4 horas al día) puede desencadenar este tipo de estrabismo, sobre todo en población joven.
Desde 2016, Lee et al. describió este tipo de estrabismo derivado del uso de pantallas, así como la mejoría en la desviación ocular al limitar el uso de dispositivos digitales.
Alteraciones del lenguaje
La revisión de la literatura encuentra influencia positiva y negativa en el desarrollo del lenguaje de los niños expuestos a pantallas. Mientras en algunas regiones estos dispositivos permiten ampliar el vocabulario de los niños y exponerlos a diferentes culturas e idiomas, la mayoría de los estudios indican que exponer a los niños de forma temprana al estímulo de pantallas, tiene efectos negativos en el desarrollo del lenguaje, sobre todo, en pacientes menores a 2 años de edad.
La calidad de los contenidos, así como los padres, juegan un papel crucial en cómo beneficia el tiempo de pantallas a los niños mayores de 2 años.
Problemas psicoconductuales
Las alteraciones en la conducta asociadas a los dispositivos digitales constituyen un tema de gran interés para los investigadores; sin embargo, resulta ser uno de los más difíciles de evaluar debido a la gran heterogeneidad de poblaciones de niños y adolescentes a estudiar. Los pacientes que pasan más tiempo en pantallas, aislados del contacto social, tienen mayores probabilidades de padecer síntomas depresivos, hiperactividad e inatención, así como menor bienestar psicológico.
En conclusión, es imperativo reconocer el profundo impacto que puede tener el tiempo excesivo frente a pantallas en el desarrollo íntegro de los niños. Al adoptar medidas proactivas para limitar la exposición a pantallas y fomentar actividades al aire libre, podemos proteger la salud ocular y promover una vida sana.
Referencias:
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